lunes, 16 de abril de 2018

El Brandy de Jerez y la corrida del toro de Osborne

La rojigualda con el toro de Osborne en el primer plano


Reconocido universalmente como un símbolo nacional español, se suele encontrar el toro de Osborne en varios lugares diferentes: los llaveros turísticos, adhesivos en los parachoques de coches y, sobre todo, en los bordes de las carreteras. Sin embargo, esta silueta famosa tiene una historia muy interesante.


En 1956, las bodegas Osborne, productores de brandy, pidieron a la agencia Azor que realizara un logotipo para su marca, Veterano. De ahí nació el diseño del toro de Osborne. [1]

A partir de los años 1960, vallas publicitarias de este toro con el nombre de la marca empezaron a erigirse en toda España. Se fabricaban las primeras vallas en madera, pero esto pronto cambió a metal para que pudiesen soportar las condiciones meteorológicas adversas. Con el paso de los años, la altura del toro de Osborne aumentó de 4 metros a 7 metros a 14 metros [1]. Pero, igual que el toro en la plaza, el toro de Osborne ha tenido que luchar para mantenerse vivo.

En 1962, el régimen franquista introdujo una ley que decía que los carteles publicitarios tenían que situarse a un mínimo de 125 metros de distancia de las autopistas y con ella, las vallas tenían que reubicarse. Además, en 1988, la Ley General de Carreteras fue aprobada, prohibiendo la publicidad de alcohol en los bordes de las carreteras, lo que significaba que los toros tenían que ser quitados. No obstante, la gente española, que ya no asociaba el toro con el brandy, sino con su país, en vez de desmantelar las vallas, las pintaron de negro para que las vallas cumplieran con la nueva ley. [1][2]

Para empeorar las cosas, en 1994, el Reglamento General de Carreteras fue publicado, que exigía la retirada de las vallas de toros de Osborne. Sin embargo, la reacción de la Junta de Andalucía y otros ayuntamientos obligó al Estado a reconsiderar su postura [1]. Ese mismo año, el Congreso de los Diputados decidió perdonar la vida del toro de Osborne, reconociéndolo como un «patrimonio cultural y artístico de los pueblos de España» [3]. Hasta hoy, la valla del toro forma parte de la panorámica del campo español.

A diferencia de otros licores, el brandy español es muy versátil.

Además de ser una base perfecta para cócteles, los brandys como 103 y Veterano acompañan muy bien el café. En España, esta mezcla de café y brandy se llama un «carajillo» y se lo puede comprar en todos los bares.

REFERENCIAS
[1] https://elpais.com/elpais/2007/02/12/actualidad/1171266529_850215.html
[2] http://www.independent.co.uk/news/world/spains-roadside-bulls-live-to-fight-another-day-1439879.html
[3] http://www.elmundo.es/elmundo/2005/09/23/cultura/1127472839.html

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